por Fuertemente superadas
Si una vez que has comenzado a hacer algo, alguien te dijese que tiene serias dudas respecto de tu capacidad para lograrlo, tu confianza se vería socavada. Y sólo imagina qué pasaría si, después de eso, otras veinte personas viniesen y te dieran la misma opinión negativa.
Semejante experiencia haría estragos en la confianza de cualquiera, aún en las personas más seguras de si mismas. Podrías perfectamente darte por vencido allí mismo y en ese mismo instante, aún antes de comenzar.
Ahora imagina qué pasaría si, luego de una sola opinión negativa, recibieses veinte opiniones positivas. Si veinte personas te diesen inmediatamente apoyo y aliento, olvidarías por completo aquella única expresión de duda.
En la mayoría de los casos las manifestaciones de duda así como las de aliento, no provienen de los demás, sino de ti mismo. Por ello, tienes en tus manos el control sobre ellas.
Cuando una duda aparece en tu mente, puedes aprender de ella y hasta hacer ajustes a partir de la misma. Pero no debes permitirle abrumarte agregando más de tus propias dudas una sobre la otra.
En cambio, haz que cada pensamiento de duda sea seguido por muchos otros pensamientos positivos y alentadores, de manera que sea la duda la que se vea abrumada. Una vez que tus dudas hayan sido superadas por un margen suficientemente grande de pensamientos alentadores, estarás avanzando firme y confiadamente hacia las metas que te has propuesto.
Gabriel Sandler
Si una vez que has comenzado a hacer algo, alguien te dijese que tiene serias dudas respecto de tu capacidad para lograrlo, tu confianza se vería socavada. Y sólo imagina qué pasaría si, después de eso, otras veinte personas viniesen y te dieran la misma opinión negativa.
Semejante experiencia haría estragos en la confianza de cualquiera, aún en las personas más seguras de si mismas. Podrías perfectamente darte por vencido allí mismo y en ese mismo instante, aún antes de comenzar.
Ahora imagina qué pasaría si, luego de una sola opinión negativa, recibieses veinte opiniones positivas. Si veinte personas te diesen inmediatamente apoyo y aliento, olvidarías por completo aquella única expresión de duda.
En la mayoría de los casos las manifestaciones de duda así como las de aliento, no provienen de los demás, sino de ti mismo. Por ello, tienes en tus manos el control sobre ellas.
Cuando una duda aparece en tu mente, puedes aprender de ella y hasta hacer ajustes a partir de la misma. Pero no debes permitirle abrumarte agregando más de tus propias dudas una sobre la otra.
En cambio, haz que cada pensamiento de duda sea seguido por muchos otros pensamientos positivos y alentadores, de manera que sea la duda la que se vea abrumada. Una vez que tus dudas hayan sido superadas por un margen suficientemente grande de pensamientos alentadores, estarás avanzando firme y confiadamente hacia las metas que te has propuesto.
Gabriel Sandler
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